La iglesia debe ser consciente de que pronto el Señor vendrá a recogerla y por tanto la oportunidad para cumplir su misión se está agotando. Hoy, más que nunca, debemos ser altamente efectivos en la tarea evangelizadora. Permítanme compartirles tres fundamentos necesarios para esa efectividad:
1. VI: TENER UNA VISIÓN MISERICORDIOSA DE LA NECESIDAD DEL MUNDO (Mat 9:36-38) El estado actual de la humanidad es el de alguien que ha sido violentamente atacado y reducido a la esclavitud por un ejército enemigo (este es el sentido del término "dispersos" en el original griego). No cabe duda que Satanás, "quien ha venido para robar, matar y destruir", ha hecho estragos entre los hombres. Como iglesia, debemos tener una visión de esta situación y considerar la gran necesidad en que se encuentra el mundo moderno. NO PODEMOS PASAR DESAPERCIBIDOS FRENTE A LA SITUACIÓN (recordemos la parábola del Buen Samaritano).Pero, hay que recalcar que esta visión del mundo ha de ser como la que tuvo el Señor: Misericordiosa. Si vamos a mirar al pecador con una mirada de juicio o de condena, poco impulso tendremos para la evangelización. NO SENTIREMOS DESEOS DE ACERCARNOS A AQUEL A QUIEN JUZGAMOS Y CONDENAMOS. Nuestro corazón debe constreñirse por la situación del pecador y dolerse frente al perspectiva de condenación eterna que tiene; ESO NOS DARÁ EL IMPULSO PARA ACERCARNOS.
2. VID: TENER UNA RELACIÓN DE DEPENDENCIA ESTRECHA Y CONTINUA CON EL SEÑOR. (Jn 15:1-4) A cada uno de los que estamos en la iglesia Dios nos ha limpiado con su Palabra. Pero esta limpieza no se ha efectuado únicamente con el propósito de que seamos y nos veamos como personas nuevas. Dios nos ha limpiado para que llevemos "mucho fruto". Este fruto está referido a las virtudes propias del Espíritu Santo que deben darse en la vida del cristiano, pero también puede aplicarse al hecho de ganar a muchos para el Señor. Queda claro en esta porción de la Escritura que la única manera de producir fruto en abundancia es permanecer unido al Señor. La relación intima con el Señor se refuerza con una vida de oración y devoción, de meditación diaria y continua en Su Palabra. Sin embargo, no podemos olvidar que la relación con el Señor se fundamenta exclusivamente en una vida santa cuyo comportamiento y testimonio causa agrado al Señor. NO LO OLVIDEMOS, EL PECADO NOS SEPARA DEL SEÑOR.
3. VIDA: TENER CONCIENCIA DE QUE SOMOS LOS COMUNICADORES DE LA VIDA VERDADERA (1Jn 1:1-2) Todo creyente es consciente de que ha tenido una experiencia profunda con la vida verdadera la cual se halla únicamente en Jesucristo. Si el cristiano no ha sido conmovido y transformado, entonces su experiencia ha sido meramente religiosa y no de verdadero encuentro con la Vida. Juan hablaba profundamente conmovido por la experiencia que había tenido con el Señor y quiere, en el fervor producido por esta experiencia, comunicar la misma a otras personas. TODO AQUEL QUE HA TENIDO UNA EXPERIENCIA CON LA VIDA VERDADERA SE CONVIERTE EN UN COMUNICADOR DE ESA VIDA VERDADERA. Tenemos en nuestras manos una inmensa responsabilidad, "el germen de la vida verdadera". Mañana, cuando el Señor recoja a su iglesia ya no habrá quién comunique al mundo este germen de vida, por lo tanto ES HOY EL DÍA OPORTUNO E INAPLAZABLE PARA COMUNICARLO AL MUNDO NECESITADO. Tres fundamentos para una misión efectiva: Una visión misericordiosa del mundo atribulado por el pecado, una dependencia estrecha y continua del Señor, y una consciencia clara de que somos portadores y comunicadores del "germen de vida verdadera". ASUME ESTOS FUNDAMENTOS Y SERÁS EFECTIVO EN TU LABOR EVANGELIZADORA.
martes, 17 de febrero de 2009
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